miércoles, junio 17, 2020

Risas y llanto




Pepi Pilibossian, Mikael Oganes y Harout Senekeremian. Rossini al piano y a 6 manos.

Se divierten. Actúan al amparo de un movimiento de artesanos que se llama Classical underground. Pepi es ella. Y Mikael se llama en realidad Oganesyan. Fue en Los Ángeles, en octubre de 2010.





A Ezio Bosso lo conocí hace poco. Me lo presentaron tarde. Murió este año, hace un mes, el 15 de mayo, a los 48 años, en Bolonia. Era de Turín, en el Piamonte.

Del tipo de los minimalistas al piano. No digo Arvo Pärt, pero sí un poco como Ludovico Einaudi.

Compositor, hizo cosas como esto que queda aquí.




Y dejo su composición en primer lugar, para hacerle entera justicia.

Siempre hay gentes chambonas e impresionables, porque lo que viene es a la vez penoso, emocionante y bello.

A Bosso le diagnosticaron en 2011 una enfermedad degenerativa que en menos de 10 años se lo cargó.

Unos tres años antes de morir, participó en un espectáculo (Music, trasmitido por el canal 5 y conducido por Paolo Bonolis, desde el Teatro 5 de Cinecittà, en Roma).

Lo oí hablar. Y lo hizo muy bien.

Por primera vez oigo a un buen músico y compositor hablar como un hombre de la belleza, y no como un ingeniero o un modisto petulante, engolando galimatías para la torre de marfil de los connoisseurs.

Tenía fama de loco, de excepcional, de excepción, de inasible. 

Pero.

Dios quiera que Dios quiera.

Él es benévolo con los que han sufrido y saboreado la belleza y la han repartido, humildemente.