miércoles, junio 24, 2020

Evgeny





No será su servidor.

Pero alguien debería recopilar la obra de una serie de autores contemporáneos, buena parte jóvenes, que hacen un tipo de música muy similar. Minimalistas, dicen unos. Neoclásica, dicen otros, atmosférica (horrible nombre), algunos más.

Desde la ya anciana Eleni Karaindrou, pasando por Giovanni Sollima, Max Richter, Ólafur Arnalds y cosas más o menos por el estilo. El mismo Ezio Bosso, que traje hace unos días.

Habría que ver de qué se trata esa tensión dramática que le ponen a las cuerdas y a los pianos, qué es esa especie de belleza decadente y simple con la que acarician las cosas, en un gesto que, por lo menos, es ambiguo a mi gusto. Un poco inquietante, por qué no. Quién sabe de dónde les viene esa conversio de lo ruidoso. Porque se sabe que no todo lo que parece ser, es en realidad. Por eso mismo: alguien tiene que ponerse a ver esos arrabales, que hoy por hoy juntan gentes a montones entre melómanos y no tanto, especialmente en Europa y Asia.

El joven ruso Evgeny Grinko es uno de ellos.

Tiene de particular una especie de fuga mundi que coincide con el cambio radical en sus composiciones.

Del Moscú under y punk en el que fatigaba el rock, a una casita en medio de un bosque, cerca de un pueblito, hace unos 6 ó 7 años, desde la que emite sonidos totalmente diferentes a los de sus orígenes.

Raro. Curioso. Pero allí está. Es decir, aquí está. Dejo una muestra de lo que hace ahora.