No sé usted.
Pero, ciertamente que a su servidor le gustaría -for a while- acercarse a una bonita niña de la campiña, en una fiesta colorida en una aldea vistosa y tranquila, una tarde-noche de junio, templada y despejada, en medio de fuegos, mesas y banquetes rústicos y sabrosos.
Después de haber estado mirándola desde que llegó, con el mínimo signo de tímida correspondencia, animado por los amigos que ríen a sus espaldas, acercarse dando un más o menos disimulado rodeo, saludando aquí y allá para que no se note el cosquilleo tenue de la aventura.
Y respetuosa y lo más agradablemente posible, solicitar un baile, siquiera uno. Y que se le conceda a un servidor poder estar frente a la muchacha más bonita de la fiesta. Ni pensar en tenerla en sus brazos, ¿quién se cree que es?.
Dije, claramente: poder estar frente a la muchacha más bonita de la fiesta.Y bailar con ella melodías armoniosas, inocentes.
Y que ya la luna esté alta en el cielo cuando todavía seguimos bailando.
Ah, sí.
For a while.