Y, entonces, ¿por qué no hay registros del Mingo tenor?
Había, fíjese. Sí que había.
Pero un servidor los hizo añicos, cierta vez, allá por sus 12 ó 13 años, a pura torpeza y curiosidad musical.
Más o menos la edad en la que, en uno de aquellos registros de pasta, Mingo le cantaba, en el teatro Colón y como solista del coro del seminario de Devoto, a Eugenio Pacelli, enviado de Roma para el Congreso Eucarístico de 1934.
Y, sí. Con eso y otras cosas, va la deuda que tengo con él.
Claro que siempre puedo pedir el auxilio de Ferruccio Tagliavini, otro de sus amigos, para que cambiemos de tema.