Si me preguntaran, diría que eso de volver a los primeros amores es cosa de quienes hemos pasado il mezzo del cammin di nostra vita.
Creo que antes, si existe el primero, ni se entera uno; y, si llegara a enterarse, ni piensa uno en volver.
Se me hace que es el tiempo el que da la perspectiva para saber algo del primer amor. Primer amor a lo que fuera o por quien fuese.
Casi diría que lo hace el mero tiempo. Casi.
Entonces, y para cuando se esté volviendo, que acompañe Tchaikovsky, Pyotr Ilyich.
Porque, en lo que respecta a su servidor, suyas de él fueron las dos primeras músicas que recuerdo haber oído con grande fruición.
El concierto en Re mayor para violín y orquesta, op. 35, por la mano de Viktor Tretyakov.
El concierto en mi bemol menor para piano y orquesta, op. 23, por las manos de Mikhail Pletnev.