Tarde de lluvia. Y es bueno tener a mano músicas para cada estación y hora y circunstancia.
Hace unos años, Jordi Savall homenajeó a las melodías tradicionales de Irlanda y Escocia en un disco que se llamó La Viola céltica.
No hay duda: la música de los celtas -aunque puede despertar a un muerto con un jig-, siempre tendrá su hebra melancólica.
Como la viola que puede ser feliz en su grave tristeza y puede llorar mientras hace reír.
Como pasa con los estados de ánimo y de espíritu. Nada hace daño al fuerte y magnánimo y de todo aprovecha, y todo daña al débil y pusilánime y nada lo beneficia.
Como las gentes. Hay quienes hacen mal aunque hagan el bien. Y hay quienes siempre hacen bien.
Como casi todo en tantas cosas. Está en su naturaleza.
Pero, basta de elucubraciones.
Listo y con su espuma el mate pampa, cielo gris de las islas en medio de la llanura, la lluvia que sigue y suena an viol ceilteach con Gudewife admit the wanderer, Twas within a furlong of Edimburgh town, Carolan's farewell, The Gander in the pratie hole y Tom Brigg's jig.