domingo, noviembre 27, 2011
Alexis
Me fui. Este calor pampa no es humano.
No para los hombres que miramos el desierto ardiendo, desde Il Mare, con rosmarino en la sangre y albahaca en el cuore.
Entonces uno se quiere ir a Creta. Y se va a Creta.
Y se encuentra en la playa, al mediodía, con Alexis Zorbas, que baila sirtaki y enseña a bailar. Apenas un poco más allá, junto a una barca que espera salir al anochecer, aparece Haris Alexiou, que canta Stróse tò stróma sou gia dúo y enseña a cantar.
¿Qué? ¿No le gusta Creta? ¿De veras?
No se preocupe: yo sigo viaje.
Pero, antes de volver, un minuto nada más, me cruzo de orilla y me entretengo con dos versiones de Così celeste, de Zucchero: una con Luciano Pavarotti, la otra con el argelino Cheb Mami, que canta su parte en árabe a su modo raï.
¿Tampoco? ¿No? ¿Nada de Il Mare y sus alrededores?
Mire, no haga ningún esfuerzo.
Si no es para usted, deje nomás.
Lo que es a mí, todavía me queda rondando por el garguero el sabor del retsina fresco y claro y en la boca el perfume de esas mínimas olivas negras con orégano y menta..., y con eso voy tirando.
Que ande bien.