martes, diciembre 21, 2021

Que 20 años no es nada

 


Dejemos de lado la filosa concordancia de sujeto y verbo: que 20 años no es nada.

Pero que algo tiene la cifra, algo tiene: 20 años. Y tendrá pero no sé qué será.

En estos días, por ejemplo, acá en la llanura interminable, hubo de todo alrededor de los 20 años de hace 20 años. Cada quien tironeó para su lado, y todos se llevaron una parte de no sé qué. Como si hubiera habido algo para repartir, algo para celebrar.

Decía Péguy, más o menos, que no hay que contar las pérdidas como si fueran ganancias.

Pero dejemos también eso.

Los cantores de por acá y por allá andan cantando desde hace tiempo algunas cosas de los 20 años. Desdichados 20, felices 20, vacíos 20, 20 dolorosos, fiesteros 20, y casi siempre en abriles que son emblemas (septentrionales) de juventudes dichosas o calaveras, de desengaños o de edades de oro.

En fin, ya lo verá usted cuando oiga las cosas que si quiere oirá.

¿Y que 20 años no es nada? Asigún, vea, asigún. 

Pero allí está el tópico. Porque es un tópico, y un número como mítico.  

La verdad es que la vida es y no es 20 años. Porque la vida no es un almanaque. 

Y 20 años pueden ser no más que 20 años, o pueden ser 100. 


O nada.