J'ai ambitionné le néant... j'ai récolté le néant...
. . . .
J'avais un maître. Les ombres l'ont pris. Il s'appelait Monsieur de Sainte Colombe...
Y he aquí el porqué. De ambas cosas.
Con todos sus claroscuros ascéticos y libertinos.
Todo. O casi todo.
Desde la belleza hasta el jansenismo. Desde el misterio hasta la vacuidad.
Y la música.