El aire de la tarde ya casi noche traía un eco de lluvia. La luna brillante estaba opaca de agua. Apenas si había un poco de viento del noroeste.
No recuerdo bien por qué había sólo whisky. Pero sé que la botella irlandesa relampagueaba por dentro con unas pocas brasas que quedaban vivas frente a ella.
En algún lugar, alrededor, había jazmines y salvias que rondaban y hacían apacible y fragante la noche que llegaba. Heraldos de la primavera.
Y entonces cantó On a bright may morning, con una voz clara y honda. Y después se calló.
No tengo que olvidarlo.