Su nombre fue Alexander. Su apellido parece haber sido Ackerman, pero se hacía llamar Agricola. Era flamenco de Gante y murió en 1506 a los 60 años en Valladolid, al servicio de Felipe I, el hermoso rey de Juana la loca.
Fue uno de los músicos de más fama a fines del XV y principios del siglo XVI y anduvo por todas partes: entre Milán, Florencia, Flandes, España y desde allí, según se dice y acompañando a su rey, a todo el imperio de los Habsburgo, de cuya Grande Chapelle era miembro notable.
De todos modos, son muy pocos los registros de su vida y los datos ciertos sobre sus composiciones, que se conservan aunque todavía vírgenes muchas de ellas.
Para algunos estaba loco, para otros es excelso. Polifónico hasta la oscuridad e incluso la perversidad (¿?), dicen unos. Brillante y con una paleta de más colores que cualquier otro, dicen desde el otro bando.
No sé, ya le dije. De esa forma de ser la música, nada sé.
Quedan aquí algunas de sus canciones profanas y tres obras dedicadas a la Virgen.