Su enorme ventaja es que él mismo era cellista virtuoso.
Muy creativo, inventó casi de la nada el quinteto de cuerdas en una época racionalista -murió en 1805- en la que el cuarteto era lo que cuadraba. Dicen que es el más prolífico de los compositores italianos y el catálogo de sus obras todavía trae problemas.
Vivió muchos años en España y allí murió y fue enterrado.
Hasta que, en 1927, Benito Mussolini lo repatrió a Lucca. Sus restos están ahora en la iglesia de San Francisco.
En otra de esas parrafadas de gourmet, dicen por allí que pese a ser audaz en sus creaciones y talentoso, nunca dejó del todo el estilo galante, típico de aquel siglo XVIII.
No les hagan mucho caso y disfruten estos 12 conciertos.
El cello -claro: 12 conciertos para cello..., ¿qué otra cosa?- está a cargo del lituano David Geringas.