jueves, marzo 19, 2020

Ad te beate Ioseph




Ad te beate Ioseph, in tribulatione nostra confugimus, atque, implorato Sponsae tuae sanctissimae auxilio, patrocinium quoque tuum fidenter exposcimus. Per eam, quaesumus quae te cum immaculata Virgine Dei Genetrice coniunxit, caritatem, perque paternum, quo Puerum Iesum amplexus es, amorem, supplices deprecamur, ut ad hereditatem, quam Iesus Christus acquisivit Sanguine suo, benignus respicias, ac necessitatibus nostris tua virtute et ope succurras.

Tuere, o Custos providentissime divinae Familiae, Iesu Christi subolem electam; prohibe a nobis, amantissime Pater, omnem errorum ac corruptelarum luem; propitius nobis, sospitator noster fortissime, in hoc cum potestate tenebrarum certamine e caelo adesto; et sicut olim Puerum Iesum e summo eripuisti vitae discrimine, ita nunc Ecclesiam sanctam Dei ab hostilibus insidiis atque ab omni adversitate defende: nosque singulos perpetuo tege patrocinio, ut ad tui exemplar et ope tua suffulti, sancte vivere, pie emori, sempiternamque in caelis beatitudinem assequi possimus. Amen.

A ti, bienaventurado San José, acudimos en nuestra tribulación; y después de invocar el auxilio de tu Santísima Esposa solicitamos también confiados tu patrocinio. Por aquella caridad que con la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, te tuvo unido, y por el paterno amor con que abrazaste al Niño Jesús, humildemente te suplicamos vuelvas benigno los ojos a la herencia que con su Sangre adquirió Jesucristo, y con tu poder y auxilio socorras nuestras necesidades. 

Protege, Providentísimo Custodio de la Sagrada Familia la escogida descendencia de Jesucristo; aparta de nosotros toda mancha de error y corrupción; asístenos propicio, desde el cielo, fortísimo libertador nuestro, en esta lucha con el poder de las tinieblas: y, como en otro tiempo librasteis al Niño Jesús del inminente peligro de la vida, así ahora, defiende a la Iglesia Santa de Dios de las asechanzas de sus enemigos y de toda adversidad, ya cada uno de nosotros protégenos con el perpetuo patrocinio, para que, a tu ejemplo y sostenidos por tu auxilio, podamos santamente vivir y piadosamente morir y alcanzar en el cielo la eterna felicidad. Amén. 

S.S. León XIII

*   *   *


Dichoso el hombre que halló a San José,
Dios lo sustrajo del ruido.
Sus días no fueron vanidad,
ni sus años apresuramiento.
Otros siguieron su locura,
se agitaron para ser de su tiempo.
Pero él fue tenido en poco,
los de su generación lo olvidaron.
Entró en sí mismo
y halló el Reino.
Vio su nada
y ordenó su vida en silencio.
Tuvo mujer fecunda,
pero Raquel fue la esposa más amada.
Y entendió en muchas cosas,
pero María no perdió su reposo.
Se negó, se olvidó,
no supo.
Yendo por la vereda subió el monte Carmelo.


Beatus vir qui invenit sanctum Ioseph,
Deus ex tumultu eduxit eum.
Dies ejus non dies vanitatis
neque anni ejus festinatio.
Alii amentiam suam persequuntur,
exagitantur a desiderio temporis.
Ille ante conspectum hominum sicut pusillum,
oblita est eum generatio sua.
Introivit cor suum
et invenit Regnum.
Vidit abyssum
et obmutuit
Mulier ejus, mulier fecunda,
sed Rachel sponsa dilectissima.
In multis ille intentus,
sed quies Maria, quies semper.
Negavit, et oblitus est,
et non sciit.
Vidit Carmelum et ascendit.


Dimas Antuña