jueves, abril 04, 2019

Kristina



No es fácil dar con esta muchacha. A pesar de su fama.

Sé que su padre era un pianista estadounidense y su madre una violinista japonesa. Es doctora en música por el Julliard. Virtuosa del cello, muy simpática e histriónica y de amplio espectro en su reportorio, como se ve.

Kristina Reiko Cooper. Un día, se cruzó con un banquero judío en Nueva York, se casó con él, se convirtió al judaísmo, tuvieron un hijo y viven a medias entre Israel y EE. UU..

Viaja por el mundo con su hijo y un cello de 1786, con el que da conciertos.



Ahora bien.

Lo que decía hace poco del bueno de Stjepan Hauser, ¿también vale  para ella?

Es mujer, claro. Y no es tan joven como Hauser. Y está la ascendencia japonesa materna, que algo pone en el sentir.

Y está su espontáneo pero trabajado histrionismo, su dominio del "espectáculo".

Tal vez por allí es por donde haya una rendija.

En ella, el cello suena por las suyas, me parece. Bien que ella lo hace sonar, claro. Pero entre ella y su cello, los sonidos de su William Forester 1786 parecen más bien del cello que de Kristina, si se entiende lo que quiero decir.

No me haga caso. De esas cosas un servidor entiende poco y nada.