Esta niña tiene una gracia muy seria y parece luminosa cuando canta.
Y esta niña tiene una voz de pluma. Y se me hace que canta como un pájaro agraciado y alumbrado.
Don Juan Ignacio (creo que el primero en la fila de los admiradores pampas de esta niña...) me manda con gentileza esta gracia de ella, sabiendo que me favorece.
Y entonces me acordé de Las Migas (porque, no crea: si él es el primero, un servidor no está muy lejos...)
Era el conjunto muy estilizado de niñas donde Silvia Pérez Cruz cantaba antes de andar a su aire, cantando sola, pero siempre con gracia y buenas luces.
Mire, vea: tiene una hora y 26 minutos, con 11 segundos, para aprender a llorar cantando.
Porque llorar cantando, lo que se dice llorar cantando (que no es lo mismo que cantar llorando, por supuesto..., aunque en este caso sea lo mismo...), eso se hace así.
(Ver NOTA, al final)
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1. El último trago (00:00:08) 2. Ojalá que te vaya bonito (00:02:50) 3. Volver, volver (00:06:13) 4. Se me hizo fácil (00:09:14) 5. Hace un año (00:12:00) 6. Cruz de olvido (00:14:51) 7. No volveré (00:19:27) 8. Tu recuerdo y yo (00:23:07) 9. Aquel amor (00:26:09) 10. Cartas marcadas (00:29:07) 11. Cuando vivas conmigo (00:32:18) 12. Vámonos (00:35:38) 13. Albur de amor (00:41:04) 14. Paloma negra (00:44:21) 15. La noche de mi mal (00:47:38) 16. Hay unos ojos (00:50:38) 17. Se me olvidó otra vez (00:53:49) 18. Rayando el sol (00:57:06) 19. De un mundo raro 00:59:31 20. Esta tristeza mía (01:03:22) 21. Fallaste corazón (01:06:47) 22. Con mis propias manos (01:11:06) 23. Pobre corazón (01:14:34) 24. Las ciudades (01:18:30) 25. Ella (01:22:04)
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NOTA: La publicidad es molesta. Muy. Ahora bien. Como varios sabrán, hay una extensión de gran ayuda para que la intrusa no moleste al reproducir lo que uno quiere oír o ver y así no ver ni oír lo que uno no quiere. Se llama AdBlock y está disponible para todos los navegadores usuales y basta con buscarlo y agregarlo. Disculparán el comentario tecnológico: es más molesto para mí, créanme. Pero, necessitas caret lege.
Mire, cumpa: si no es de estos pagos, puede que no entienda ni jota.
Y será que no tenga que ser.
Pero querencia ha de tener, seguro. Así que no se apure saliendo, antes de oír: quién le dice...
* * *
Siempre está eso de andar por aquí y por allá.
Al final de cuentas, buscando a la Argentina, más que otra cosa.
Porque en algún sitio la habrán puesto, la habrán dejado. En algún lado tiene que estar.
No puede ser que no. Puede que parezca que no. Que desapareció. Que no está más.
Pero en alguna parte tiene que estar. Ella y sus cosas. Cosas de belleza, coraje. Algo grande, noble, limpio. Cosas de patria. Raíces, flores, frutos. Algo para amar. Algo que con todo derecho pida la vida, si eso ha de pedir.
Hay que viajar leguas. Tanto como tiempos. Buscándola.
Difícil asunto.
* * *
Y buscando, a veces la cosecha es rara: como maleta de apuro. En el barullo, falta la mitad y sobra el doble.
Algo es algo, con todo. Y no es todo. Pero. Algo es algo.
Lo que aquí se oye: 1 Tu Ch'hai Le Penne, Amore Giulio Caccini 2 Amarilli Giulio Caccini 3 Al Fonte, Al Prato Giulio Caccini 4 Lascia La SpinaGeorg Friedrich Händel 5 Agitata Da Due Venti Antonio Vivaldi 6 Oiseaux, Si Tous Les Ans K307 Wolfgang Amadeus Mozart 7 La Pastorella D528 Franz Schubert 8 Havanaise Pauline Viardot 9 Hai Luli! Pauline Viardot 10 Zaïde Hector Berlioz 11 Malinconia, Ninfa Gentile Vincenzo Bellini 12 Ma Rendi Pur Contento Vincenzo Bellini 13 La Conocchia Gaetano Donizetti 14 Me Voglio Fà 'na Casa Gaetano Donizetti 15 Mi Lagnerò Tacendo (D Major) Gioacchino Rossini 16 Mi Lagnerò Tacendo 'Il Risentimento' (D Minor/Major) Gioacchino Rossini 17 Mi Lagnerò Tacendo 'Sorzico (G Major) Gioacchino Rossini 18 L'Orpheline Du Tyrol Gioacchino Rossini 19 Riedi Al Soglio, Zelmira Gioacchino Rossini 20 Voi Che Sapete, Le Nozze De Figaro Wolfgang Amadeus Mozart 21 Canzonetta Spagnuola 'En Medio A Mis Colores' Gioacchino Rossini 22 Caro Mio Ben Giuseppe Giordani 23 Canto Negro Xavier Montsalvatge 24 Près Des Remparts De Séville (Séguedille) Georges Bizet
Aire de la tierra, connaturalidad, fibras y entraña, sangre, huesos, oído...
Quién sabe.
¿Es posible?
Si uno ha nacido en tierra véneta y si un día sus manos van a dar al violín que interpretará a Vivaldi (otro de la misma tierra), ¿esas manos ya saben de qué se está hablando?
¿Corre con ventaja?
Giuliano Carmignola nació en Treviso, Regione Veneto. Giuliano Carmignola toca el violín. Giuliano Carmignola interpreta a Vivaldi, natural de Venecia.
Aquí quedan estos conciertos para violín (RV 222, RV 273, RV 191 y RV 180), de cuando participó en un festival rumano, con la Orchestra Barocca di Venezia, que él mismo dirigió.
Y a ver si es verdad que un véneto tiene ventaja cuanto interpreta a otro véneto.
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Dos cosas: El Festival Enescu se celebra desde 1958 en Bucarest, en homenaje al compositor y virtuoso rumano George Enescu (1881-1955). Es también una competición famosa. Según se dice, que los violinistas de la orquesta toquen de pie es típico de las formaciones antiguas.
Y una tercera: la entrada original mostraba lo que dice más arriba. Pero no me dejaron mantener el concierto. Así que aquí hay otro, con lo que no perdemos y sí ganamos....
En 1839, el francés Héctor Berlioz estrenó Roméo et Juliette. El 24 de noviembre, fecha de la primera función, la entrada más cara a la Grande Salle du Garde-Meuble de la Couronne, en París, costó 10 francos.
Alguna vez habría que contar algunas cosas que pasaron alrededor de esta obra, pero no ahora.
En la primera parte, hay un fragmento para contralto, que el autor llamó “Strophes”. Allí, con acompañamiento original de arpa y cello, la voz exalta el amor, tema de la obra, y a Shakespeare, por haberlo plasmado en la suya, que inspiró a Berlioz para esta sinfonía dramática en 3 actos.
Los versos que se cantan allí, dicen:
Premiers transports que nul n'oublie! Premiers aveux, premiers serments de deux amants sous les étoiles d'Italie; dans cet air chaud et sans zéphyrs que l'oranger au loin parfume, où se consume le rossignol en longs soupirs! Quel art dans sa langue choisie rendrait vos célestes appas? Premier amour n'êtes-vous pas plus haut que toute poésie? Ou ne seriez-vous point dans notre exil mortel cette poésie, elle-même, dont Shakespeare lui seul eut le secret suprême et qu'il remporta dans le ciel?
Heureux enfants aux cœurs de flamme! Liés d'amour par le hasard d'un seul regard, vivant tous deux d'une seule âme, cachez-le bien sous l'ombre en fleurs, ce feu divin qui vous embrase, si pure extase que ses paroles sont des pleurs! Quel roi de vos chastes délires croirait égaler les transports?
Heureux enfants!... Et quels trésors paieraient un seul de vos sourires ! Ah! Savourez longtemps cette coupe de miel, plus suave que les calices où les anges de Dieu, jaloux de vos délices, puisent le bonheur dans le ciel !
Pese a la fama e influencia de esta obra, no se encuentran muchos registros por allí. A mí me interesó precisamente este pequeño paso para contralto que digo y que frecuentemente es interpretado por una mezzo-soprano.
De lo que encontré, dejo aquí una muestra. Para que elija Ud, compadre, cuál le parece que le parece más a su gusto. Yo ya elegí.
Las intérpretes:
Shirley Verrett, estadounidense; Marion Lebègue, francesa; Christa Ludwig, alemana; Olga Borodina, rusa; Anne-Sophie von Otter, sueca; María Ventura, estadounidense; Marie-Nicole Lemieux, canadiense; Joyce Di Donato, estadounidense; Berthe Auguez de Montalant (de EE.UU., en un registro antiguo, de pasta, claro: era soprano y murió en 1937); Beena David (de raíces indígenas norteamericanas); Catherine Robbin, canadiense; Małgorzata Walewska, polaca.
Hay que tener bastante talento -un talento raro- para sacarle a este instrumento algo más que sonidos armoniosos. Y más: llegar a conmover interpretando, lograr que haya corazón, además de destreza.
Desde que recuerdo, siempre hubo una armónica en casa. La primera era de mi padre. Las demás, eran regalos que un servidor recibía para alguna fiesta, creo que con el propósito amable de que pudiera hacer algo de música. Y lo cierto es nunca pude hacer gran cosa con ellas, salvo paladear cuando alguien las hacía sonar con arte.
Fue precisamente mi padre quien me enseñó a oír a Hugo Díaz. Hizo bien.
Ahora encontré a estos dos jóvenes que, de un modo u otro (son distintos y están a distintas alturas), siguen esa tradición. Son Franco Luciani y Marcelo Cejas.
Una selección de lo que hacen sirve para entender que de alguna manera no hay instrumentos mayores o menores. Hay el hombre detrás, él despierta la música aunque sea de un parche de cuero de cabra, de una caña, de unos tientos de tripas, de unas tablitas que dejan pasar el aire.
Cuando una cantante tuvo otrora y se queda sin voz, hace cosas rarísimas. Se pone anteojos oscuros y un pañuelo en la cabeza que le cubre todo, menos la voz que ya no luce. Si es excesivamente diva -y Narciso es su segundo nombre...-, se vuelve excéntrica, desaparece en una isla de pescadores en Il Mare, se muda a un palafito en el Amazonas, se entierra en una granja en Sudáfrica a criar ñandúes. Y eso para que nadie la oiga ya más.
Pero si una cantante nunca tuvo demasiada voz y es fumadora contumaz y además es extremosa en su modo y en su desparpajo, y es sureña de Il Sud peninsular, digamos, entonces no se le mueve una pestaña si a los 60 no tiene ya la voz que ya no tenía antes.
Si es arte, si es ella misma una hebra del arte quiero decir, y si llega a ser actriz más que cantante, sabe que la interpretación tiene apenas un capítulo en la voz. Y que la voz, la voz-voz, puede apenas ser eso: lo mínimo indispensable, y que tiene que ser muy afinada. Lo demás es sentimiento e intuición de lo que debe hacer. Lo demás es ser ella misma de algún modo la música.
Todo eso y así, se llama Lina Sastri.
Napolitana que canta en su dulce napolitano, muy actriz de teatro y cine ella, muy premiada, querida, apreciada, aplaudida, muy reconocida ella.
Pero sin voz.
O mejor: con una voz que nos hace olvidar de que no tiene voz.
En su modo tan británico de pronunciar británicamente el inglés británico, los ingleses la nombran algo así como Tcheiba, aunque, cuidado...; esa a final que acaban de ver se apaga levemente para que la o original no se diluya del todo, que no es cuestión, porque existe, qué tanto. Y aún más: imperceptible como un reflejo que no estamos seguros de haber o no haber visto, ¿suena, se susurra, se aspira o exhala? una r recóndita, subsumida en la a que ya sabemos que en realidad es o: algo como para entendidos, como una contraseña sonora, para saber si uno pertenece o no, si de algún modo se es NyC o un parvenu, se dijera. La T inicial, allí la tienen, no es cosa que tampoco haya que descuidar, como cualquiera puede comprender.
Y no: de ningún modo haré gala aquí de los simpáticos signos fonéticos. Que para exhibir sus herramientas, ya están los mecánicos, nobles y esforzados. Y no vine a eso.
El caso es que mi estimada June Tabor (las pistas fonéticas sobre June, otro día...) tiene una voz cálida y honda, desde que apareció cantando en 1972. Si alcanzan a oírla hablar en la presentación de alguna de las canciones, se harán un fonético festín de britanicidad. Pero no se distraigan, mis cuates.
Esta inglesa de Warwick sigue cantando a sus casi 70 años y no ha perdido la sonoridad melancólica, sino al contrario: se ha acendrado sin llegar a ser oscura.
Folk, dicen que es, básicamente, su repertorio. Baladas, casi únicamente. Pero lo cierto es que, aun a eso, le ha añadido con los años algunas cuantas variaciones atinadas en instrumentación y fraseo, hasta dejar las cosas en un estilo peculiar. Cuestión de gustos: a mí me cae bien lo que hace.
Una muestra breve de sus músicas y su, a mi juicio ignaro, tan buen gusto para interpretarlas, es todo lo que estoy dispuesto a compartir.