miércoles, enero 15, 2014

Folías






La Folía es melodía que al parecer procede de una danza popular posiblemente de origen portugués, o hispano-galaico, tal vez, aunque muy difundida también en Francia e Italia. Está presente en tantísimas composiciones a partir del siglo XV, pero algunas de sus estructuras melódicas y rítmicas -algunas algo alocadas y vigorosas, y de allí folía...- ya se notan en piezas más antiguas.

Portugal las conoció bien. Y España hizo mucho con ellas. En la península y en ultramar, fíjese.

Pero.

Un día llegaron a Italia. Y, ya se sabe, Italia es Italia. Y más en materia de Follie...

Los franceses, por su parte, hicieron lo suyo desde temprano, aunque aplicando su medida algo bastante más racional (y racionalista...) y cortesana, a partir del XVI y sobre todo del XVII. Se entiende, las Folies de Versalles son altra cosa, mon chéri...

En fin.

Para que nadie se quede con las ganas, busqué algunos temas que se grabaron en el disco que dice la carátula fallida del principio. Los dejo aquí para módico deleite, porque se me hace que con hora y tanto de Folías, no es del todo suficiente. Así fue que, de La folia (1490-1701), también con Hespèrion XXI y Jordi Savall, reconstruí lo que pude, que no fue fácil sin el disco a la mano.

Verán ustedes.

Tres de ellas van aquí, que son éstas: de autor anónimo (Cancionero de Palacio), el villancico Rodrigo Martínez; de Diego Ortíz, Recercada N° 4 sobre La Folía y, de Antonio de Cabezón, el romance Para quien crie yo cabellos.

También está de don Antonio Martin y Coll, Diferencias sobre las folias.

Ese volumen tiene otras, algunas bien famosas como Hoy comamos y bebamos a cuatro voces, de Juan del Encina a ritmo de folía, que no incluyo ahora. O como esta espléndida sonata La Follia, de Arcangelo Corelli (ya se vio que el violín es de Manfred Kraemer).





Y como hablé de los franceses del XVII, hay que incluir sin duda a Marin Marais y su afamada Les folies d'Espagne, que también revista allí.






Y éstas son, como pudieron apreciar, algunas muestras de Folías.


De las otras folías -ay, las otras folías...- no es aquí donde hay que hablar. Las hay de todas clases y en todas partes y en todas gentes. Las hay inofensivas y hasta buenas. Y las hay malas, claro que sí, y para nada inofensivas. Cada uno sabrá lo de cada quien. Pero les garanto que aunque no somos tan fulos como suponemos, somos más fulos que lo que creemos. De los buenos e inofensivos. Y de los malos y no tanto.


Y no tengo más para decirles.

Salvo que creo que, después de tantas folías, nos hemos ganado un descanso.