martes, mayo 08, 2012
Cello
Es uno de mis preferidos, si acaso no es el instrumento que más me conmueve, después del sonido de la voz, se entiende.
Y es muy acorde y apropiado para cuando las hojas caen y amarillean la tierra y este mundo.
Que el frío se haga esperar es cosa que tal vez los hombres hayamos hecho.
Pero también hicimos el cello, qué tanto, y así, con él, es como se olvida uno de a ratos de que lo que espera no llega..., cuando uno querría.
Dejemos que el tiempo haga el tiempo y mientras, allí vamos por los caminos amarillos, entonces, con esta Meditación que está en la Thais de Jules Massenet y que aquí deja Yo Yo Ma.
No sé qué pensará usted, mi amigo, pero digo que no tienen que faltar estas exquisitas notas que pulsa Werner Thomas para Les larmes de Jacqueline que hizo Jacques Offenbach.
Y de una a otra, va esta Jacqueline du Pré -una de mis mimadas- con Le Cygne, de Les carnaval des animaux de Camille Saint Säens.
Si se me permite, dejo esta travesura de Yo Yo Ma que transcribe para cello El oboe de Gabriel y Cataratas, dos temas que Ennio Morricone compuso para La Misión, como ya se sabe, y usted disculpe el salto...
Ahora bien: por más desotoñado que ande el mundo del sur en estos días, ¿usted cree que me iría de esto sin Bach? No, claro, cómo así.
Por eso le toca esta vez a Misha Maisky salir de esta entrada con la Suite número 1 en sol mayor del memorable de Eisenach.