Eran unas cincuenta.
Quedaron estas siete.
Seacht n-amhrán i gaelic.
Suficiente.
Cuba no es Alemania. Cualquiera sabe eso.
Carlos Varela, además de ser cubano y no ser alemán, no es Robert Schumann. Ni Franz Schubert. Tampoco es barítono, y por eso será que no es Dietrich Fischer-Dieskau.
Haydée Milanés, por su parte, tampoco es británica y también es cubana. Y no es contralto. Y, entonces, ni hablar de que sea Kathleen Ferrier.
Un servidor, dicho sea de paso y en puridad, no sabe tocar el piano. Que si no...
Porque, o yo soy un zopenco o esto que dejo aquí es un lied, hecho y derecho.
Tradúzcase el texto al alemán, transcríbase convenientemente la partitura para piano y acompáñeselo con él.
Y después me da la razón, s'il vous plaît.
Caso curioso el de esta mujer que se hizo mundialmente famosa después de la caída de la URSS, unos pocos años antes de morir, a los 69 años en 1993. Parece que, comunista convencida, fue muy premiada en su tierra durante los años de la revolución y el gobierno bolchevique, ya desde sus años juveniles. Talentosa como compositora y concertista (murió poco después de un ACV que tuvo en un concierto, precisamente, en San Francisco), a Dmitri Shostakovich le era sumamente valiosa.
Y si Shostakovich lo dice...
Por razones bien distintas (tienen poco que ver una con la otra), las dos me gustan. Y creo que, de las originarias del variado mundo árabe, son las que más me gustan. Si no las únicas.
La legendaria y admirable libanesa Fairuz, cristiana, emblema de las cantantes árabes, que ya estuvo por aquí más de una vez.
Y esta joven argelina, Souad Massi, musulmana, que también es vecina de este barrio mediterráneo.
Algo las une: el francés del pasado de ambas naciones.
Dejo algo de lo último de Souad.
Encantadora, como la recordaba.
Volvió a aparecer, casualmente. Siempre con una voz tan agradable.
Esta bonita joven cordobesa (con tonada y todo) es de raíces armenias (a las que reverencia y recuerda siempre, especialmente en la obra de Komitás Vardapet) y hace carrera en y desde Nueva York.
Mezzo soprano, gracias a Dios.
Solange Merdinian.
La encontré de pronto e inesperadamente en una película de asunto hindú, con música de ese rumbo, obra de un talentoso Allah-Rakha Rahman.
Desde hace unos años, ella participa activamente en un festival musical en su Córdoba natal (New Docta), que promueve la música especialmente entre jóvenes, y particularmente la música clásica.
Algunos años atrás, dejé aquí en marenostrum, algunas voces contralto que me gustan.
Entre ellas, la de Galina Barinova, una siberiana de la que poco se sabe más allá de Rusia. Es lo que llaman contralto profundo. Algo que particularmente se da entre aquellas gentes, en los varones (como el bajo profundo, tan terriblemente sonoro) o en algunas mujeres. De entre las pocas que hay con ese registro tan oscuro y grave, la Barinova se destaca, creo.
Completé en estos días aquella serie de la rusa con unas pocas piezas más, porque es difícil de hallar, viera usted.
El repertorio no puede ser más ruso. Como la melancolía que destilan las canciones, alguna con versos de Pushkin...