Va saliendo por la puerta del costado, medio a las disparadas y a las escondidas, un 2015 para un gran número de gentes bastante cansador.
Por eso, mi cuate.
Unos conciertos de Antonio Vivaldi para el sopranino de la flauta, con Il Giardino Armónico y, en el medio, Philippe Jaroussky y unas cuantas arias -originalmente para contralto- del mismo veneciano tan fecundo, creativo y animoso.
Tres notas éstas que viene ni que pintadas en tiempos graves con tanto asunto agudo entre manos, entre ojos, en el corazón.
Y a preparase: que el año nos deja y no nos dice nada del que dejará en su lugar. Se ve que le gustan las sorpresas.