Por ejemplo: entre varios caminos, hay uno que puede hacer tambalear fieramente la fe laica de un evolucionista obcecado.
Y no: no es el de la anatomía y la fisiología de los fotorreceptores y sus consecuentes órganos de la visión.
Es el charango.
Y diría que no es un camino cualquiera.
Oiga, si no me cree, a don Alfredo Coca, una de las glorias bolivianas del charango (me lo pasó gentilmente don Christián, buen amigo), y después me cuenta.
Difícil es que, lo que se necesita para poner en el aire estos sonidos, venga de abajo para arriba y de adentro hacia afuera.
Imposible, no difícil.