Hay toda suerte de otoño en la música. Tan cierto como que hay música en el otoño.
Para un servidor, y se entiende que esto es opinable (hasta cierto punto), los que quedan ahora aquí son ejemplos de lo mismo.
A saber,
Una sonata en sol menor para cello y continuo, de Henry Eccles, principios del siglo XVIII.
Un concierto para violín en re menor, de "Jean" Sibelius, de 1903.
Otra sonata para piano y cello en do menor, de Camillo Schumann, de 1932.
Y un concierto en re mayor para oboe, de Richard Strauss, de 1945.