Distinguida señora, sí.
Podría decirse tal cosa por su sangre o su prosapia, porque es hija, nieta, bisnieta y esposa de condes portugueses. Se me disculpará si me excuso de poner aquí todos sus nombres y títulos: el único que cuenta ahora es fadista.
Al margen de otras consideraciones, son su voz nítida y su buen gusto para decir el fado los que la hacen, como se ha dicho de ella, uma distinta senhora.
Partió desde Sintra hacia el cielo de los que saben su arte, en julio de 1993. Tenía unos 75 años, pero algo de lo que había venido a hacer a este mundo estaba cumplido, creo yo.