Ahora y en la hora de nuestra muerte
Cuando me llegue el momento
de entonar mi propio oficio
uniendo mi sacrificio
al Divino Sacramento,
no sé si el entendimiento
se hallará libre o turbado...
Por eso va este recado
para la Madre de Dios:
que si me falla la voz
cante por mí lo callado.
C a r l o s S á e n z