La obra fue concebida como un viaje a través de la vida breve y turbulenta de Michelangelo Merisi da Caravaggio, el pintor de la luz trágica, pero también como un homenaje a la prístina Monserrat Figueras, esposa difunta de Savall y madre de Ferrán, que aquí canta los textos de Dominique Fernandez, compuestos para la obra, dividida en siete estaciones o partes dramáticas.
Dicen que Savall quiso saber dos cosas al componer sus partituras: qué música oiría Caravaggio y cómo sonarían musicalmente sus pinturas.
Y éste es el resultado.