Habrá que ir volviendo: nada es para siempre.
Volvamos por el tiempo arriba, entonces, porque no todo es distancia. También hay tiempo.
Que sea con estas Mágoas de um violão, que hace el afamado Dilermando Reis, compositor y guitarrista. Y con este Abismo de rosas, suyo en la ejecución también.
Y ya nos vamos de esta veredas con Yamandú Costa a la guitarra, ahora con el viejo Dominguinhos al acordeón, que hacen este choro tradicional de Waldir Azevedo, Pedacinhos do Céu, que el autor dedicó a sus hijas.