Y resulta que toca estarse un tiempo por tierras del México jarocho.
Dos cosas: el zapateo veracruzano es obligatorio y las letras -casi todas populares- tienen su gracia hispánica (y nadie ha cometido la estupidez de exigir que España pida perdón por eso...)
Qué le puedo decir: la izquierda es a la cultura lo que un vegano a un asado.