Las cosas fuertes, las hondas, se dicen mejor sin gritos, sencillamente.
No todos saben hacer eso. No todos pueden.
Es virtud de criollos. Una de las que más.
Es virtud de varias partes por esta parte del mundo.
Y entonces, también, es cosa pampa, porque es cosa de la tierra. Cosa de la llanura. Aquí el viento no hace mucho barullo cuando sopla. ¿Vio llover en la pampa? ¿Oyó algún pájaro decretar la mañana o la tarde, con cuánta discreción? ¿No son como murmullos? ¿No parece una sinfonía de solistas? Los teros, jilgueritos, el vacaje, algún lechuzón, las perdices.
Todo tan ancho, todo tan lejos, abismalmente luminoso.
Eso tiene su música.