Je ne suis pas de celles qui meurent de chagrin. Je n'ai pas la vertu des femmes de marins. Dis, quand reviendras-tu?*
Así dice en una canción de 1962, que ya traje por aquí no hace tanto.
Barbara, es el nombre artístico de una mujer de vida extraña y más que nada difícil -muy difícil-, pero que tiene una de las voces que más aprecio en esta moda que se llamó la chanson française y que dio unos cuantos buenos momentos a la música de mediados del siglo pasado.
Ella era una de las extravagantes en aquel mundo, pero no tanto: la France da esos frutos bastante seguido en los últimos 300 años. Y no sólo entre los que cantan.
Jacques Brel, otro raro de aquellos años, dicen que dijo de ella: Barbara es una buena chica. Está un poco loca, pero es una locura sana. Estoy un tanto enamorado desde hace tiempo...
Dicen también que tenía unas cuantas mañas exóticas en el escenario, como que el taburete debía estar a 62 centímetros de altura y el piano estar afinado en 442, cosa que no sé qué será pero que, según me entero, es una subida de tono más alta que lo habitual.
Muy bien: ¿y con eso qué?
Monique Serf, así se llamaba, con 67 años murió en 1997.
El título de esta entrada, La dame brune, es el de una canción que Georges Moustaki escribió para ella allá por fines de los '60 y que cantaron juntos.
Queda ahora una selección ya hecha en un álbum, que muestra su estilo y su voz, dulce y desgarrada a la vez.
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* No soy de las que mueren de tristeza. No tengo la virtud de la mujer del marinero. Dime, ¿cuándo volverás?