El santiagueño Hugo Díaz (Víctor Hugo, en realidad...) hizo todo lo que se puede hacer con una armónica. Y mucho más. Y tanto que los alemanes de Hohner no soñaban con que se pudiera sacarle esos sonidos a semejante tontera de instrumento. Por eso lo tuvieron de emblema tanto tiempo.
En nada más que cincuenta años de vida, y siendo apenas un intuitivo, se paseó por la Scala de Milán con Renata Tebaldi o tocó con Louis Armstrong, por ejemplo, sin contar la patria, claro.
Mi admiración por él no tiene casi límites.
Se lo llevó el alcohol, que ni debe haber sabido lo que se nos llevaba.
Tango
1. Amurado
2. Silbando
5. Guitarra mía
6. Silencio
7. Volver
10. Nostalgias
Jazz
2. Summertime
Y, como es santiagueño, se despide ahora con La vieja, chacarera.