La madrugada es para el tango.
Con unos amargos y tabaco del fuerte, mejor. Y si está fresco, más.
Y en eso andaba recién, cuando oí una versión de Fuimos, una de Alberto Marino con Pichuco Troilo.
Me acordé de la de Roberto Goyeneche y la busqué.
Y después siguieron con Fruta amarga y otra vez volví a Goyeneche porque también tenía a mano una versión suya que había recopilado.
Sí, veramente: como dos extraños. Parece mentira que un mismo tango dé resultados tan distintos y más en el segundo caso que en el primero.
Claro, es la interpretación y todo eso...: qué cosa le ve y qué jugo le saca cada uno a lo que le ponen en la mano.
Para no desairar el título de la entrada, Como dos extraños, por El Polaco, el último, acendrado.
Eso era todo.
Y a seguir con el mate, que falta para que vaya clareando.