No es obligatorio, así que puede seguir de largo, si le pinta mejor.
Párese frente al mapa y, diga lo que dijere hoy por hoy el diario del día, a la derecha le queda a uno el Uruguay y a la izquierda le queda Chile.
Allá vamos, entonces.
Por ejemplo, Uruguay.
Animado por algunos hallazgos de Juan Ignacio, recorrí por mi parte el espinel y me quedé con Méritos y merecimientos, en la versión de Malena Muyala. La de su autor, Fernando Cabrera, en compañía, es también escuchable.
La misma Muyala grabó No me esperes, de Zitarrosa, que suena tan diferente cuando la hace el autor.
De la señorita Muyala hay una serie de tangos (los orientales tienen un decir sabroso y tranquilo para el tango, sí...), que tendrán que aparecer dentro de poco por aquí. Pero no ahora.
Pasemos a Chile, un momento apenas.
Una vieja versión de Charo Cofré de unos versos de Pablo Neruda, No te quiero sino porque te quiero, tiene gracia. A mí me gusta más la versión de Violeta Parra, pero es cosa mía.
Apareció entre otras cosas en estos días una canción que hace unos 30 años y feria (dicen en México) que no oía y que recordé que acá en el pago, por entonces, cantaba espléndidamente una comarcana a guitarra sola o sin más, con voz grave y sentida. El cautivo de Til til es canción de Patricio Manns que allá por los '60 grabó Silvia Urbina, y también su autor claro.
El personaje cautivo en cuestión es, por cierto, un todavía controvertido Manuel Rodríguez, héroe romántico -como corresponde a la época- y hombre significativo de la independencia chilena, dizque admirador de San Martín y enemigo de O'Higgins, que murió, dizque también, asesinado. De él y de su figura y fama como militar de tácticas guerrilleras, precisamente, tomaron emblema los miembros del setentista Frente y del ochentista Movimiento Manuel Rodríguez -en su origen, organizaciones insurreccionales chilenas-, entre ellos el autor de la canción, que también compuso una marcha para el frente armado.
Y vamos por la yapa.
La canción y el poema es tema de Alfredo Zitarrosa y no hace mucho lo grabó la sugerente Soledad Villamil. Lo que son los estilos...
Valdivia en la niebla, y para ir terminando por ahora, es una sutilmente politizada canción de amor del propio Manns. La poesía y la dicción me hacen acordar a Celaya, Paco Ibáñez o Amancio Prada. Pero eso me parece a mí, nomás.
Listo, ya puede enrollar el mapa.