Siempre me llaman la atención (y me gustan, mayormente) estas recreaciones interpretativas de músicas consagradas.
Y tienen razón: la sencillez de la armónica se luce.
Ya lo había visto en nuestro santiagueño Hugo Díaz, haciendo literalmente lo que quería con la humildad del instrumento.
Y tienen razón: la sencillez de la armónica se luce.
Ya lo había visto en nuestro santiagueño Hugo Díaz, haciendo literalmente lo que quería con la humildad del instrumento.