La entrada anterior con este nombre está en ens, porque allí tenía que estar.
Y esta otra está aquí por lo mismo.
En 1952, Celina González compuso Yo soy el punto cubano, un son guajiro (como le dicen...) que se hizo harto famoso. Ella había formado dúo con el amor de su vida, Reutilio Domínguez, que hacía la discreta segunda voz. Celina tenía predilección por los ritmos de la música campesina de su tierra, Cuba, y cierto espíritu religioso que la volcaba a alguna devoción por los ritos afrocubanos.
Celina y Reutilio se volvieron famosos. El dúo terminó cuando se separaron a mediados de los '60 y ella siguió cantando sola. Con los años, revivió las épocas de éxitos cantando a dúo con su hijo, también llamado Reutilio.
Nomás al comienzo, en la letra aparecen dos palabras: manigua y mambí. Pues bien, sin discutir el origen de la palabra, digamos que, genéricamente, los mambises son como guerrilleros que se levantaron y combatieron contra España en varias épocas de mediados y fines del XIX en Santo Domingo, Cuba y Filipinas. La manigua es un pantano.
Y algo más. El punto es un modo de composición musical que toma el nombre de los punteos de cuerdas que acompañan el dictado. Y éste dictado suele ser una décima y frecuentemente espinela. Así se verá cuando lo oiga usted a continuación. La gracia de estas décimas populares antiguas (ya había en el XVI y el XVII) la retomaron en América, por ejemplo, repentistas, improvisadores o payadores. Para su deleite, la rima de la décima octosílaba es a b b a a c c d d c.
A cualquier efecto, repito. La composición es de 1952.
Ahora bien.
David Blanco, en 2019, cantó y filmó su versión de Yo soy el punto cubano. Dura casi 3 veces más que la original de Celina y Reutilio y ya verá por qué.
Mientras tanto, Blanco es un joven músico, cantante y autor cubano, con bastante fama en varias partes. Su toque es la fusión de estilos y ritmos, con una estética particular, como también se verá a continuación.
Así las cosas, el detalle que me trajo hasta aquí con estas músicas es precisamente que la versión cubana actual dura casi tres veces más que la original.
Y me pregunto por qué.
Y le pregunto a usted por qué, mi estimado.
Pensemos, a ver qué sale.