Tal vez, si me llego hasta la Piazza di Montevecchio en buena compañía y golpeo esta puerta, alguien me diga si puede ayudarme a encontrar lo que busco.
Tal vez, allí -en el Teatro L'Arciliuto, el de la música y la poesía romanas- averigüe algo más.
El caso es que me regalan una selección de canzoni romane. Muy simpática. Algo desmañada. Mejor. Suenan así más romanas las canciones tradicionales. Creo que puede venir de allí, tal vez de un concierto de alguienes que no sé que hayan cantado allí.
Quien recopiló originalmente la selección, que ahora me regalan otras manos, no dio más datos. Mal hecho, debería.
Eso sí: ilustró cada canción con una plancha de Bartolomeo Pinelli, artista de principios del XIX, y cada una cuenta escenas romanas y populares. Bien hecho.
La última canción, Roma nun fà la stupida stasera, merece un trato aparte. Ya vendrá.