De donde, la milonga de Zitarrosa -que viene aquí como pintada- me atropelló desde el fondo de los años. Años dorados, también.
No hay muchas versiones buenas de esta pieza maestra del uruguayo.
Queda con ustedes el original (en tres maneras) y una versión que me da que es la mejor que se encuentra por allí.
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La foto notable que ilustra la entrada me llegó hoy. Uno de los de la casa anda amansando caballos criollos por la pampa de La Pampa. Y vio esto. Y lo vio bien.
Hace unos días estoy con ella, oyéndola cantar, ahora que ya no es más del tiempo.
Siempre estoy oyendo voces. Es necesario. E inagotable. No alcanza una vida de hombre.
Así di con su voz espléndida.
Quise saber algo más de su nombre, desconocido para mí. Y fue así que lo primero que vine a saber es que había muerto hace algo más de un año. Joven todavía.
Supe que llegó tarde a la música, que su registro -tan sugerente y límpido- era para las músicas renascimentales y barrocas. Supe que esta hija de Pavia también daba clases de canto por Italia, de norte a sur, y que en todas partes la apreciaban y querían.
Y apenas alguna cosa más supe, nada casi.
Por eso hace unos días estoy con ella, oyéndola cantar, ahora que ya no es más del tiempo.
Ahora, su voz viva, superviviente, me deshace la muerte.