lunes, junio 29, 2020

Lusine




A mí me da la impresión de que el mundo se divide en dos.

Están los que aprecian lo que hace aquí esta soprano. Y están los otros.


Svetlana Abetovna Zakaryan, nació en Georgia en 1937 y de niña se fue con su familia a Erevan, en Armenia, donde finalmente murió a causa de su diabetes, en 1991, a los 55 años.

Hoy se la conoce y se la reconoce como Lusine Zakaryan, y no me pregunte por qué fue el cambio de nombre al cruzar la frontera.

Lo que creo que de veras cuenta es que aplicó su espléndida voz a la difusión de la obra de Komitas Vardapet, así como de los antiguos cantos populares y religiosos armenios, en particular los himnos medievales, que es lo que hace en estas músicas de los siglos X al XIII, que ahora dejo a disposición de una parte de este mundo.


 








sábado, junio 27, 2020

Giulio di Giuliani




Busque un retrato de Giovanni Francesco Giuliani.

Si lo encuentra, me avisa.

Sesenta años de vida, entre fines del XVIII hasta 1820 en que murió, aunque de los 3 últimos años no hay noticia. Prodigio de pequeño, muy apreciado, sumamente elegante. Jamás salió de la Toscana. Nació en Livorno, murió en Florencia. Poca obra. Y más bien de la que llaman galante.

Para un julio que empieza, viene bien. Eso sí: música de media tarde, hacia el anochecer. Cuando todo te calma.

Estos 12 nocturnos para clarinete y arpa (uno de sus instrumentos preferidos), son obra de un orfebre sin apuro y con buen gusto. No haber salido de la armonía de la Toscana, algo tiene que ver, diría.










miércoles, junio 24, 2020

Evgeny





No será su servidor.

Pero alguien debería recopilar la obra de una serie de autores contemporáneos, buena parte jóvenes, que hacen un tipo de música muy similar. Minimalistas, dicen unos. Neoclásica, dicen otros, atmosférica (horrible nombre), algunos más.

Desde la ya anciana Eleni Karaindrou, pasando por Giovanni Sollima, Max Richter, Ólafur Arnalds y cosas más o menos por el estilo. El mismo Ezio Bosso, que traje hace unos días.

Habría que ver de qué se trata esa tensión dramática que le ponen a las cuerdas y a los pianos, qué es esa especie de belleza decadente y simple con la que acarician las cosas, en un gesto que, por lo menos, es ambiguo a mi gusto. Un poco inquietante, por qué no. Quién sabe de dónde les viene esa conversio de lo ruidoso. Porque se sabe que no todo lo que parece ser, es en realidad. Por eso mismo: alguien tiene que ponerse a ver esos arrabales, que hoy por hoy juntan gentes a montones entre melómanos y no tanto, especialmente en Europa y Asia.

El joven ruso Evgeny Grinko es uno de ellos.

Tiene de particular una especie de fuga mundi que coincide con el cambio radical en sus composiciones.

Del Moscú under y punk en el que fatigaba el rock, a una casita en medio de un bosque, cerca de un pueblito, hace unos 6 ó 7 años, desde la que emite sonidos totalmente diferentes a los de sus orígenes.

Raro. Curioso. Pero allí está. Es decir, aquí está. Dejo una muestra de lo que hace ahora.











martes, junio 23, 2020

Verdes são os campos




Unos cuantos inviernos hace que puse está canción en la bitácora ens. Y desapareció, claro.

Pero resulta que vino y ahora está en este invierno no tan invierno.

Entonces aquí la dejo, en varias versiones, porque es lo que corresponde.

Espero que esta vez no la pierda.







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Como dice la entrada original, los versos son del exquisito Luís de Camões y la melodía es de José Zeca Alfonso.

Verdes são os campos,
de cor de limão:
assim são os olhos
do meu coração.

Campo, que te estendes
com verdura bela;
ovelhas, que nela
vosso pasto tendes,
de ervas vos mantendes
que traz o Verão,
e eu das lembranças
do meu coração.

Gados que pasceis
com contentamento,
vosso mantimento
não no entendereis;
isso que comeis
não são ervas, não:
são graças dos olhos
do meu coração.





domingo, junio 21, 2020

Se houver, eu vou




Cualquiera haría otro tanto.

Se tem que ir, vai.

Y una forma de ir yendo a Portugal, mientras tanto, es ir en música.



Y eso es fado.









sábado, junio 20, 2020

Irish niña




Veo ahora que, en el último año, dos amigos me hablaron de esta joven.

Es verdad que me la había cruzado alguna vez, como es verdad que le estaba debiendo una entrada.

Katie Ellen James.

De Innisfree, en Colombia. ¿Cómo? No, claro. Innisfree es una islita en Irlanda, donde ella nació y de la que salió a los dos años, con su madre inglesa y su padre irish, para radicarse en Colombia y dar vueltas por el país hasta recalar en Bogotá hace bastante.

Pero se enamoró de Colombia y de su música. Y en eso quedó. Estudió música allí y se puso a componer y cantar. De todo un poco, en realidad, porque cambia de género y de repertorio, tanto como de aspecto.

Aquí queda una muestra de todo eso, pero, sobre todo, de un registro al que soy afecto y que va de mezzo a contralto.








jueves, junio 18, 2020

Ay, amor loco




Pasa eso.

Uno se acostumbra. Y no está bien.

Ella. La novia de Händel, de Vivaldi, de Porpora, de Mozart, de Pergolesi, de Scarlatti, de Purcell, de Monteverdi, en fin: del entero barroco, resumiendo.

Y un día, como si tal cosa, nos enteramos de que tiene otros amores y se nos aparece en casa con otros tipos.

Simone Kermes, soprano alemana de mi preferencia.

Podría ser triunfo del desengaño. Y fíjese que no...

Briceño, Federico García Lorca, Sting, Jimmy Page o el austríaco Udo Jürgens (y hasta Lady Gaga, pero antes de llegar a ese extremo, di la vuelta...)

Es verdad: abarrocando un poco, aquí y allá.


Pero ella, siempre.

La perdono, qué remedio me queda.











miércoles, junio 17, 2020

Risas y llanto




Pepi Pilibossian, Mikael Oganes y Harout Senekeremian. Rossini al piano y a 6 manos.

Se divierten. Actúan al amparo de un movimiento de artesanos que se llama Classical underground. Pepi es ella. Y Mikael se llama en realidad Oganesyan. Fue en Los Ángeles, en octubre de 2010.





A Ezio Bosso lo conocí hace poco. Me lo presentaron tarde. Murió este año, hace un mes, el 15 de mayo, a los 48 años, en Bolonia. Era de Turín, en el Piamonte.

Del tipo de los minimalistas al piano. No digo Arvo Pärt, pero sí un poco como Ludovico Einaudi.

Compositor, hizo cosas como esto que queda aquí.




Y dejo su composición en primer lugar, para hacerle entera justicia.

Siempre hay gentes chambonas e impresionables, porque lo que viene es a la vez penoso, emocionante y bello.

A Bosso le diagnosticaron en 2011 una enfermedad degenerativa que en menos de 10 años se lo cargó.

Unos tres años antes de morir, participó en un espectáculo (Music, trasmitido por el canal 5 y conducido por Paolo Bonolis, desde el Teatro 5 de Cinecittà, en Roma).

Lo oí hablar. Y lo hizo muy bien.

Por primera vez oigo a un buen músico y compositor hablar como un hombre de la belleza, y no como un ingeniero o un modisto petulante, engolando galimatías para la torre de marfil de los connoisseurs.

Tenía fama de loco, de excepcional, de excepción, de inasible. 

Pero.

Dios quiera que Dios quiera.

Él es benévolo con los que han sufrido y saboreado la belleza y la han repartido, humildemente.

 








lunes, junio 15, 2020

No sé




Esta vez no es una. Son dos.

Pero diría que estas dos valen menos que lo que valía una sola ayer. Y sin casi.

Y lo digo con pena, porque Chabuca Granda me gusta.

Hace unos 15 años apareció un disco con unas músicas inéditas de la peruana, encontradas como por azar, en una caja vieja y empolvada. Estaban en una cinta grabada.

Entre ellas, esta dos que dejo aquí. No por gusto, exactamente. Si me apuran, por disgusto.

La valse créole es un valsecito peruano, pero en francés. Un desafío de un programa de concursos para ver si podía componer un vals peruano... en francés. Una verdadera estupidez, indigna de Chabuca. Cuánto lo siento.

La otra pieza es otro valsecito malparido. Pero está vez en una mezcla de inglés y castellano. Ahí sí que no sé por qué lo hizo. Y no imagino ninguna razón admisible, como no sea irónica o humorística.

El vals peruano, mi querida Chabuca, no es un ritmo. Me extraña, araña. Es una idiosincrasia.

¿Sabe lo que quiere decir, usted me disculpe, señora, el atrevimiento? Ídios, syn, krasis: una mezcla peculiar, propia, un temperamento propio.

Mezcla, ¿ve? Y la lengua es la expresión más humana de la idiosincrasia de una persona y de un pueblo. No las notas de la música de un valsecito peruano solamente, si le pone letra. Porque si no le hubiera puesto letra, la melodía no sería ni francesa ni inglesa: sería peruana a secas. Dejaron de ser valsecitos peruanos cuando les puso letra en otras lenguas.

Chabuca, querida mía: el valsecito peruano nace de un sentimiento que no se dice sino en la lengua de Castilla. Sentimos con la lengua de Castilla, hermana mía.

La poesía no son las palabras: es sentir con ese idioma lo que se siente, sentirlo en ese idioma.

Eso es lo que hace de Cervantes o Garcilaso o santa Teresa o Miguel Hernández, poetas.

Y me atrevo a decir que Baudelaire es poeta porque sintió en francés. Y Shakespeare, porque sintió en inglés. Y por eso es tan, pero tan difícil la traducción de la poesía, en cualquiera de sus formas.

Es un asunto complejo y difícil. Sobre todo porque una lengua no es un sistema solamente, ni en principio. Y porque sentir no es eso que los empiristas o los románticos creyeron malamente.

El corazón, eso lo sabe hasta un adolescente, es el centro de la persona. Y la poesía sale de allí.

Pero para entender eso hay que hacerle más caso a san Agustín y menos a los productores de programas de concursos de la tele o a los creativos de las discográficas.

Y, tal vez por no seguir ese camino, Chabuca esta vez se agranda. Y esta vez se trabuca.









domingo, junio 14, 2020

Eu já não sei





Una sola canción. Para qué más.

Eu já não sei.


Una genialidad del brasileño y virtuoso Yamandú Costa, haciendo con su sete cordas los aires de la guitarra portuguesa.

Y la voz exacta del portugués António Zambujo.

Y Roberta Sá, dulce en su portugués del Brasil.

Canción portuguesa.

Eu já não sei.


Eso es todo.











viernes, junio 12, 2020

¿Bailamos?




No sé usted.

Pero, ciertamente que a su servidor le gustaría -for a while- acercarse a una bonita niña de la campiña, en una fiesta colorida en una aldea vistosa y tranquila, una tarde-noche de junio, templada y despejada, en medio de fuegos, mesas y banquetes rústicos y sabrosos.

Después de haber estado mirándola desde que llegó, con el mínimo signo de tímida correspondencia, animado por los amigos que ríen a sus espaldas, acercarse dando un más o menos disimulado rodeo, saludando aquí y allá para que no se note el cosquilleo tenue de la aventura.

Y respetuosa y lo más agradablemente posible, solicitar un baile, siquiera uno. Y que se le conceda a un servidor poder estar frente a la muchacha más bonita de la fiesta. Ni pensar en tenerla en sus brazos, ¿quién se cree que es?.

Dije, claramente: poder estar frente a la muchacha más bonita de la fiesta.Y bailar con ella melodías armoniosas, inocentes.

Y que ya la luna esté alta en el cielo cuando todavía seguimos bailando.



Ah, sí.


For a while.








 

jueves, junio 11, 2020

Serenata




Es tiempo de serenata.

Eso que los músicos llaman Serenata, que no crea que es tan lo mismo como lo que los mortales comunes llamarían así.

Pero cuando hay un buen oído en el balcón de este mundo, no hay que andar explicando tanto las palabras. Basta que oiga. Y entenderá.

Encontré dos ejemplos de esto que traigo.

Me gustó mucho la dirección de Seiji Ozawa en ambos casos (fíjese bien: ¡dirige de memoria!) y la ejecución de los japoneses de la orquesta Saito Kinen. Las grabaciones tienen entre 15 y casi 20 años de antigüedad.

Antonín Dvořák y Pyotr Ilyich Tchaikovsky. Respectivas serenatas, ambas para cuerdas; una opus 22, otra, 48; Mi mayor para una, Do mayor para la otra. Las obras fueron compuestas con 5 años de diferencia: 1875 la checa, 1880 la rusa. Ambas tienen movimientos o pasajes bien conocidos por los que conocen.

Y un detalle marginal pero que me tuvo divertido buena parte de la tarde, haciéndome pensar tanto; y recordar, no menos.

Cuando, por ejemplo, ingleses, franceses o españoles dicen que es para cuerdas, dicen eso, precisamente: strings, cordes, cuerdas.

Pero cuando Italia dice lo mismo, difiere: Serenata per archi, dicen ellos.

No la cosa que suena, sino la mano que la hace sonar.

Son geniales.

Y lo digo otra vez: son geniales.




 








martes, junio 09, 2020

Libre te quiero




Es momento de volver a esto.

El título de esta entrada repite otro que ya hubo aquí. Un título que tiene varios años. Más años que la bitácora, diría.

Por lo pronto, es el de un poema de Agustín García Calvo al que Amancio Prada le puso música, y que ya anduvo por estas músicas hace bastante tiempo, aunque creo que ahora está inhallable (con otras cosas suyas que había allí y que voy a reponer, claro...)

El poema dice:
Libre te quiero,
como arroyo que brinca
de peña en peña.
Pero no mía.
Grande te quiero,
como monte preñado
de primavera.
Pero no mía.
Buena te quiero,
como pan que no sabe
su masa buena.
Pero no mía.
Alta te quiero,
como chopo que en el cielo
se despereza.
Pero no mía.
Blanca te quiero,
como flor de azahares
sobre la tierra.
Pero no mía.
Pero no mía
ni de Dios ni de nadie
ni tuya siquiera.

Aparte de que es una bonita canción, encontré la forma de que sea dicha de nuevo.

No es para nada frecuente oírla sino es por el autor de la música.

Pero encontré hace poco a una niña que se llama Almudena Rubio y que hace una versión que merece estar aquí, a mi sabor. La acompaña una fina guitarra que pulsa Isabelle Laudenbach. Hay otra versión de ella misma, con piano y violín (Allen Haim, Neske Baerwaldt), queda como bonus track.

Y diré que me gusta esta versión no por la perfección de la intérprete, sino sobre todo por el desgarro de esa voz que, me parece, se corresponde, no tanto con el tono del poema, sino con la recepción de la destinataria, que, se entiende, es quien -lo quiera o no- a partir del poema queda libre.


Dejo también, de paso (y sería de muy mal gusto comparar, valga la advertencia...), la versión que estaba aquí de Amancio Prada.











sábado, junio 06, 2020

Llovizna




Había nacido en Capua y murió en Nápoles, en 1909, con apenas 53 años.

Si pregunto, tal vez alguno lo conozca. Aunque me da que no.

Giuseppe Martucci compuso mucha música. Lindas melodías, pastosas, densas, llenas de sentido.

Hoy tal vez se las llamaría decadentes. Algunas no parecen italianas, si no fuera que al hombre se le escapa la sangre napolitana por el pentagrama, aquí y allá.

Para esta tarde de sábado es muy buena compañía. Alegre, si se me entiende lo que quiero decir.

Y eso me recuerda un aforismo de Braulio Anzoátegui sobre Claude Debussy:
No me explico por qué todos los melómanos cursis se acuerdan de Debussy cuando ven llover tras los vidrios de la ventana. Pero si la lluvia los agarra en la calle, putean de lo lindo.
 Y fíjese, mi amigo, que hoy es unos de esos días que dice don Braulio, pero de llovizna pampa.

Los perros han estado chapoteando en el jardín toda la mañana desde anoche, y han hecho un estropicio de barro, típico de junio en estos pagos. Se hizo un fuego acá en la matera, se comieron unas carnes, se tomó un buen vino, simpáticas charlas, hubo un buen café de Colombia regalado y un rico tabaco negro, delicia que resucitó de la cuarentena recién ayer.

Mientras, lloviznaba.

Ahora que ya pasó el festín, y desde hace un rato miro el agua fina afuera que va y viene de tanto en tanto, confirmo lo bien que le va esta música de Martucci a este tiempo crepuscular, viera usted.

Por eso, aquí le queda. Mañana seguro estará parecido a hoy. Son unas dos horas. después me cuenta.







lunes, junio 01, 2020

Allegri, el inédito




En Agosto - Septiembre de 2011, en el Instituto Pontificio de Música Sacra de Roma, se presentó un programa de composiciones inéditas de Gregorio Allegri, que habían sido encontradas no hacía mucho.

El programa rezaba así:
Opere Inedite dai Manoscritti della Collectio Altaemps

I. Canzone La Scamfortina
II. Salutis humanae sator, 8 vv.
III. Canzone Sancta Maria
IV. Missa «In lectulo meo» 8 vv.
V. Cantata Occhi rei non mi tradite
VI. Lamentationes Jeremiae prophetae 4 vv.

Los intérpretes, Musica Flexanima Ensemble y la dirección a cargo de Fabrizio Bigotti.




Y con esto, por ahora y como ya ha hecho bastante, Allegri se va retirando.