viernes, noviembre 15, 2019

Luis y Pedro




Hace días les estoy dando vueltas.

Pero ellos no tienen la culpa: fue casualidad. O no.

Preparaba unos escritos y uno de ellos estaba vagamente relacionado con un concierto de Tchaikovsky. ¿Por qué se me ocurrió ir a oír también otro de Beethoven? No tengo idea. Pero ahí mismo empezó el asunto.

Dejé los papeles por un rato, claro.

Son dos conciertos ambos en Re mayor, ambos para violín y orquesta.

El n° 61 de L. van Beethoven, de 1806, y el N° 35 de P. I. Tchaikovsky, de 1878.

Algo más: ni el de Beethoven, ni el único concierto para violín de Tchaikovsky, tuvieron éxito en el estreno o por largo tiempo.

La partitura de Tchaikovsky fue rechazada una y otra vez por virtuosos de sus días, de Rusia y el resto de Europa. Intocable, imposible, horrible, burdo, antiviolinístico, torpe... Qué no le dijeron. Tardó casi tres años en poder estrenarlo.

Y al final tenía razón Tchaikovsky.

A Beethoven no le fue mejor. Su obra casi ni se tocó después de su estreno en 1806. Él murió en 1827 y, recién unos 17 años después, el concierto volvió a la luz y ya no se apagó.

Y allí otra cosa más.

Cuando en 1844 renació el concierto de Beethoven, el solista fue uno que llegaría a ser uno de los violinistas supremos del siglo XIX: Joseph Joachim. La orquesta la dirigió Félix Mendelssohn.

Pero... Joachim, el solista, tenía por entonces solamente 12 años de edad, un prodigio.

Ahora bien, bastante después, en 1882, el mismo Joachim tuvo por alumno de violín a un joven virtuoso, que moriría temprano: Josif Kotek.

Unos años antes, en 1878, en Suiza, Kotek fue quien impulsó a Tchaikovsky, de quien era amigo pese a la diferencia de edad, a componer su concierto de violín y lo aconsejó sobre las partes solistas, porque el compositor no era violinista.

Así son las cosas.

Pero yo sigo dándoles vueltas. Porque se me hace -mire quién se lo dice...- que hay más de un asunto que une a ambos conciertos.

Aquí quedan, ambos par a par con el mismo violín de David Oistrakh.








(En la ilustración, de izq. a der.: Joseph Joachim, Beethoven y Josif Kotek con Tchaikovsky)