lunes, agosto 07, 2017

Numquam satis




Cuando yo era un joven teólogo, antes e incluso durante las sesiones del Concilio, como sucedió y como le sucede todavía hoy a muchos, alimentaba algunas reservas sobre algunas fórmulas antiguas, como por ejemplo, la famosa "De Maria nunquam satis", de María nunca sabremos lo suficiente. Me parecía exagerada.

También tenia dificultad para comprender el verdadero sentido de otra expresión famosa (tan repetida en la Iglesia desde los primeros siglos, cuando después de un memorable debate -el Concilio de Efeso del 431- se había proclamado a María Madre de Dios) que ve a María "victoriosa frente a todas las herejías".

Hoy, en este periodo de confusión en que todo tipo de desviaciones heréticas vienen a golpear a la puerta de la fe auténtica, recién apenas hoy he comprendido que no se trataba de una exageración de devotos, sino de verdades más que nunca válidas.

Estas palabras son del cardenal Joseph Ratzinger, entrevistado por Vittorio Messori cuando era Prefecto del Santo Oficio (Rapporto sulla fede, Edizioni San Paolo, 1985).



En este mes de agosto, hay un día 15 en el que los católicos celebramos la Asunción de Nuestra Señora en cuerpo y alma a los cielos, como decíamos en mis años chicos.

A Ella va dedicada esta selección varia de la antífona Salve Regina.


¿Y por qué tantas muestras de la misma antífona?

Por eso mismo: Numquam satis.








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La imagen que ilustra esta entrada (una estampa que conmemora la Coronación de Maria Santissima del Monte Viggiano, en 1890), fue traída por mis antepasados originarios de la región de la Basilicata, de la que es patrona -así como de la Lucania- esta antiquísima Madonna Nera del Sacro Monte Viggiano.

Ahora está en mi cueva, pero durante más de un siglo estuvo en la familia. La recibí de manos de mi madre que la heredó de su padre que la heredó a su vez del suyo, que fue quien la trajo de su tierra, San Severino Lucano.