miércoles, febrero 25, 2015

Nuestra



Ginastera, Guastavino, Williams, Aguirre, Fleury, López Buchardo (y hasta Velázquez o Falú...), son nombres de música nuestra, argentina. Algunos nombres, porque hay otros más.

Ritmos nuestros, nuestros sones.

Un conjunto de esas músicas nuestras -intérpretes varios, estilos varios- queda aquí.







viernes, febrero 20, 2015

Tus manos



Es bonita con un tipo de belleza que creo que solamente he visto en mujeres portuguesas.

No tengo idea exacta de por qué Maria João Pires, hija de Lisboa, se fue a los 62 años a vivir cerca de Salvador de Bahía, en 2006. Dicen -ella misma dice- que su proyecto de una escuela de canto y música la hizo sufrir tanto que decidió salir de Portugal. A tal punto que ya es naturalizada brasileña desde 2010.

Associação de Belgais, fue una iniciativa de educación musical para jóvenes -especialmente jóvenes desvalidos de música y educación- que no prosperó y que, tras una vida breve y trajinada en permanente reyerta entre Pires y el gobierno portugués por razones que no sé bien, dejó de funcionar en 2009, cuando ella ya no vivía en el país.

La había fundado y dirigido la propia pianista.

Ah, claro..., porque Maria João Pires es pianista y probablemente la mejor de los últimos años, cosa que saben los que saben de estas cosas. Una vida al piano, para el que está dotada superlativamente, que comenzó a los 5 años y que ya con más de 70 no parece que haya amainado.

Pero dejemos las intimidades portuguesas y vayamos a lo nuestro.

No será la última vez. De tanto en tanto andará por aquí, porque esas manos tienen que ser oídas y gozadas.


Por ahora, queda aquí una muestra de los autores más frecuentados en su repertorio. Téngase en cuenta que hay quienes dicen que sus versiones de más de un autor son las mejores de cuantas hoy disponemos.










jueves, febrero 19, 2015

Discanto



Dicen que el poco conocido Enríquez de Valderrábano era un hombre sumamente culto y versado en técnicas vocales y musicales. Además, se dice que era un eximio vihuelista. Y poco más: no hay mucha noticia de su vida. Se cree que pudo haber nacido en Palencia y que pudo haber vivido unos 50 y tantos años.

Un libro de partituras de 1547 -publicado unos 10 años antes de su muerte y después de 12 años de trabajos- lo hizo famoso. Alcanzaron un poco más de 160 composiciones -no todas de su estricta autoría original- para que pasara a la historia.

En el Libro de música de vihuela intitulado Silva de Sirenas (así se llama la obra) hay variedad de melodías de la época y de varias latitudes europeas, transcriptas para vihuela.

Queda aquí una muestra breve de lo que puede encontrarse por allí, sin demasiado esfuerzo.

La música para discantar o contrapunto, suena bien entre dos vihuelas o entre harpa y vihuela. Créame.







martes, febrero 17, 2015

Tempesta di mare




Una tempestad en el mar tiene que ser sin duda alguna muy impresionante.

El mar entempestado, disculpe la dicción, es una fuerza imparable, terrible, y a la migaja humana zarandeada en él tiene que serle más terrible aún.

Y qué decir del mar antes de la tempestad, arteramente calmo mientras el cielo -que no engaña- dice cuánto engaña el mar que parece en calma, ajeno.

Y ni hablar de los símbolos del mar y del mar en tempesta. Y menos hoy día.


No sé si habrá sido así enteramente para Vivaldi, pues lo cierto es que se fascinó con el tema de un modo poco común (incluyo en esto las repeticiones de temas en varias de sus obras que aluden al asunto).

Fíjese: cinco tempeste di mare hay de Antonio Vivaldi en concierto y, nombrándolas por el catálogo, son:
RV 98 en Fa mayor,
RV 253 en Mi bemol mayor,
RV 309 en Sol mayor RV 309, está perdido y por lo que se sabe lo llamó esta vez Il mare tempestuoso
RV 433 en Fa mayor
RV 570 en Fa mayor (le sonará parecido al concierto RV 98...)
Hay también una sinfonía Tempesta di Mare que insertó en una ópera, La Fida ninfa (RV 714, acto III, escena 11), un drama estrenado en Verona en 1732, con motivo de la inauguración del nuevo Teatro dell´Accademia. (Dura unas tres horas, pero si gusta, aquí está la ópera La Fida ninfa)

Y no es todo, mi amigo. Que es ancho el mar.

Una ópera, que clasifican como heroico-cómica, y que es obra de Antonio Salieri (ah, Salieri..., alguna vez habrá que hablar de Salieri... y oírlo, sobre todo...), se llama Cesare in Farmacusa y lleva por subtítulo de obertura, precisamente, Tempesta di mare.

Un hermano de Antonio, Francesco Salieri, también compuso con maestría una sinfonía que se llama igual, Tempesta di mare.

Un poco antes, allá por el 1735, Lorenzo Gaetano Zavateri compuso en Bologna su concierto A Tempesta di mare. Y un poco después, el milanés Carlo Monza compuso su sinfonía también llamada Tempesta di mare...


Y ya basta.

Que la mar, marea.


Dejo aquí una selección de estas músicas, con intérpretes y estilos varios.









domingo, febrero 15, 2015

Indias



De un modo u otro, cosas de Indias.

Un tiempo, entonces, entre los sones del barroco americano.

Siempre hay que volver a oírlo, de tanto en tanto.

Porque somos de aquí y esa música somos nosotros, que somos de la Europa que es de aquí, casi como la música que somos nosotros.










viernes, febrero 13, 2015

Não tem fim




Lejos es lo más cerca que puedo estar del carnaval, qué quiere que le diga.


Pero tengo que estar un poco en Brasil, un poco en Portugal.

Porque, eso sí que sí: el gusto por oír cantar en portugués não tem fim.










jueves, febrero 12, 2015

La luna y Jordi




Hay música en toda cosa, ya se sabe (y no de ahora...)

En el cielo, claro que sí. Antes. Primero.

Y en la noche, por cierto: en el menguante de la luna de una noche fresca, nítida, como esta noche, en la que el cielo no escatima luz, aunque se demore en darme luna.


Venía rastreando y separando unas cuantas músicas de Jordi Savall con su viola da gamba. Cosas de aquí y allá, y de las menos frecuentadas, de ser posible.


¿Y cuándo ha de acompañar mejor las horas una viola diestra, si no es en una noche larga de asuntos y papeles, a plena luna menguante, esquiva pero cremosa y jovial?

Ahora es cuando.









martes, febrero 10, 2015

Soledad



A veces hay que darse el gusto. Uno siquiera.

Por ejemplo, éste, que no es uno sino tres gustos a la vez.


Aquí está Soledad, fíjese.

Para muchos, digo por decir algo, en El secreto de sus ojos Darín es la estrella y Francella la revelación.

Pero para mí es ella las dos cosas. Si viera lo difícil que es hablar con los ojos, con los gestos sutiles, hasta con un movimiento de las manos.

Y, entonces, cuando puedo, me doy el gusto de verla actuar. Y ahí va el primer gusto.

A mí se me hace que es una actriz nata. Que casi no actúa, si hasta parece. Porque es como si hiciera verdad aquello de que ars celare artem...


Pero Soledad Villamil canta, además. O mejor dicho, se da el gusto de cantar. Y es el segundo.

Me dirá alguno -nunca falta un buey corneta...- que es una mezcla de Tita Merello con Lidia Borda y cosas así. O que les parece que desafina aquí y allá, y esos moños que sentencian los paladares negros del pentagrama. Y ella que canta, con sus más y sus menos. Sí, ¿y?

Pamplinas, mire. No les haga caso.

Qué no ni no....

Canta casi como actúa. Sin que se note.

Por eso mismo: me doy el gusto de oírla cantar (y es el tercero...)

Y eso nada más que porque parece que a ella le gusta darse el gusto de cantar.


Y, para mí, basta.








domingo, febrero 08, 2015

Liuto



Pasa que una partitura escrita para laúd, debe tocarse en laúd.

Se sabe que muchas de esas partituras suelen transcribirse para otros instrumentos, especialmente para guitarra, y hay virtuosos que las ejecutan así y con gran suceso.

Pero es laúd. Entonces tiene que ser laúd, porque es laúd.

Dejo aquí una selección. Hay algunas suites de Bach escritas para laúd y hechas en laúd.

Pero hay también piezas de Pierre Attaignant, Giovanni da Crema, Vincenzo Capirola, Francesco da Milano, Antoine Forqueray, Robert de Visée.

Todo es ejecutado por el laudista italo-suizo Luca Pianca, uno de los fundadores de Il Giardino Armonico. Se lo oye también acompañado por el virtuoso italiano Vittorio Ghielmi, en viola da gamba.

La foto que ilustra esta entrada la tomó un viandante en Venecia. En las calles, un húngaro toca el laúd y vive de eso y de unos discos con sus grabaciones que vende a quien se los compre. Se llama Bence Bóka y es el regalo de esta serie.








sábado, febrero 07, 2015

Risa de aniversario


Hay regalos difíciles de elegir.

Un aniversario, por ejemplo, puede ser una de esas ocasiones en las que no es fácil acertar. Y anda uno que busca y busca qué. Y nada parece venir bien. Y ninguna idea es, ninguna cosa alcanza.

Y así.


Al final, después de mucho andar y ver, para un aniversario de mi madre (de eso se trata ahora), elegí acomodarle esta colección de cuentos de don Luis Landriscina.






¿Que no es música?

Ah...¿no?

¿De veras dice que no es música?


Mira vos.