lunes, diciembre 30, 2013

Finale dolce (e maestoso)

Bien podría ser una especie de mathom. Y más que regalo de cumpleaños, de despedida.

Lo cierto es que se me fueron acumulando unas piezas de laúd, como pasa cuando se entusiasma uno. Es instrumento lírico el laúd, dulce. Hay mucho de él en muchas partes. En Italia, infinidad.

Por eso, si no se me ofende, y para dejar una muestra apenas, habrá que ir de una cosa en otra, entre el siglo XV y el XVIII, y un poco en desorden.

Por ejemplo, Philippo Martino, hombre del siglo XVIII, pone en ritmo de Allemand en sol menor, esta danza para laúd.

Por su lado, dicen los que saben que, en el Manuscrito de Cavalcanti (1590), que está en la Bibiothèque Royale de Bruxelles, se encontró este Canono a due liuti, de Francesco Canova da Milano (1497-1543).

De Il Fronimo, un diálogo para enseñar laúd del florentino Vincenzo Galilei, que vivió en el siglo XVI, vienen dos piezas como estas Fantasia terza y Duo del primo modo y las hace Massimo Lonardi.

Pero entonces, si vamos a ver, también correspondería dejar aquí esta selección del laúd italiano renacentista anterior al siglo XVII, según esta secuencia, que ejecuta Konrad Ragossni.:
Ricercare, de Francesco Spinacino.
Ricercare II, de Vincenzo Capirola.
Fantasia I, de Simone Molinaro.
Ballo tedesco e francese y Tre parti di gagliarde, de Giovanni Antonio Terzi.
Lo spagnoletto e Il bianco fiore, de Cesare Negri.
Y ya que estamos haciendo acopio de los restos del año, y como parte de los regalos de despedida, va también esta colección de obras del dicho Francesco da Milano, más otras de Marco da L'Aquila y Pietro Paolo Borrono. Todo en las cuerdas del laúd de Paul D'Odette.


Y al fin, Santino Garsi da Parma (1542-1604), que es por donde había empezado hace un tiempo a buscar música de la tierra de mis mayores, cuando fui a parar al laúd. 

Y por eso va al final, en el fin: porque es del principio, de la tierra ancestral. Por eso está bien si él cierra la entrada. Y el año, fíjese.

De lo que escribió se conoce relativamente poco, pero el laúd estaba entre sus preferidos y las danzas para laúd, más. El gran Ottorino Respighi lo usó también a él de inspiración cuando compuso las 3 suites de danzas y aires antiguos (que, si no las conoce, se las recomiendo...)

El dúo de Lutz Kirchhof y Martina Kirchhof, en laúd y viola da gamba renacentistas, hacen esta Gagliarda detta Menti per la gola.

Paul D'Odette arregló esta danza, La Cesarina.

Ya por finir, y para que se cumpla en algo lo de maestoso, sin prestarle la más mínima atención al laúd, Igino Conforzi y Tibicines despiden el 2013 de este modo, haciendo la Battaglia de Garsi, para que no se diga que en esta tierra de sombras ya no puede haber finales a tutta orchestra.





viernes, diciembre 27, 2013

Lietuva




Hay algunas cosas que no son para todos.

A veces, es por malas razones. Otras, por buenas razones. Y algunas otras más, porque sí. Porque son cosas que nos son lejanas o extrañas, nada más, y nunca nos queda de paso pasar por ellas.

Tal vez, este caso sea uno de tantos. Quién sabe.

Aquí van unas melodías lituanas. Unas pocas. Quien las aprecie, irá por ellas o por más. Quien no, pasará sin pena. Y sin gloria, claro.

Son ásperas algunas, o podrían parecerlo si uno busca otra cosa. Difíciles para nuestro oído tan poco acostumbrado a ese rincón que siempre se nos hace frío y lejano del Báltico. Pero que es antiguo y lleno de historias, también.

En fin.


Yo avisé.


1. Eisva mudu abudu (folklore tradicional lituano)
2. Aš atsisakiau savo močiutei (folklore tradicional lituano, siglo XVII)
3. O išbėg iš Rusnės kiemo (canción de pescadores, folklore tradicional)
4. Strazde strazdeli (folklore tradicional de Klaipėda, región limítrofe entre Prusia y Lituania)
5. Oi, tu, bijun, bijuneli (canción folklórica pagana)
6. Liuliai dukrelį (canción de cuna tradicional)
7. Fantazija liutnei (fantasía para laúd, de Valentinas Bakfarkas, 1507-1576)


Y ahora, sí: hasta más ver (...u oír).



lunes, diciembre 16, 2013

Chiquitos

Los conocí hace un par de años en Buenos Aires, durante una de sus ya famosas y largas giras por el mundo entero. Este año que viene vuelven y quiero oírlos otra vez. Vale la pena.

Son el Coro y la Orquesta de San Ignacio de Moxos. Vienen del Oriente boliviano y tienen atrás una larga tradición.

Una de las raíces más poderosa y admirable de esa tradición que continúa viva es la cantidad de obras que se compusieron en aquellos pagos de Chiquitos y de San Ignacio de Moxos, allá por el siglo XVIII, al amparo de las Misiones que los jesuitas tuvieron hasta que no las tuvieron más. Peculiar es que eran indios en su inmensa mayoría los compositores y los ejecutantes.

No sirve que lo explique un servidor. Entérese, mi amigo, siquiera un poco. A ver qué le parece.




¿Vio? ¿Oyó?

Entonces, ahora, disfrute otro poco.

Esta primera es una ópera dedicada a san Francisco Javier, compuesta y cantada en la lengua de los indios.



Y ésta es una sonata.





¿Qué le puedo decir?


No tengo nada mejor que regalarle para esta Navidad.




sábado, diciembre 14, 2013

Coplisto




















Es Martín Alemán Mónico. Salteño, claro.

¿Ve?

Se puede ser ingeniero y ser coplisto, como él dice. Y cantor de cocina, como dicen.

Y saber componer. Y saber cantar.

Sin tanta alharaca.

Sin tanta milonga.